En un cambio radical en política energética, autoriza la ampliación de instalaciones petrolera hasta la costa del Pacífico. Faltan consultas con Columbia Británica y las Primeras Naciones. Steven Guilbeault renuncia como ministro de Medio Ambiente
Redacción Canadá Crónica Latina
MONTREAL, 28 de noviembre de 2025.— En un giro explosivo en la política energética del país, el gobierno de Canadá autorizó este jueves a la provincia de Alberta construir un oleoducto hacia la costa del Pacífico, con capacidad para mover un millón de barriles diarios. La decisión desató un terremoto político inmediato: Steven Guilbeault, hasta ahora ministro de Medio Ambiente, presentó su renuncia en señal de ruptura con el primer ministro, marcando la primera fisura abierta dentro del gabinete.
El acuerdo que cambió el tablero político
El primer ministro canadiense Mark Carney y la primera ministra de Alberta, Danielle Smith, firmaron en Calgary un protocolo de acuerdo que sienta las bases para la construcción de un nuevo oleoducto desde Alberta hasta las costas de la Columbia Británica. El ducto transportaría más de un millón de barriles de petróleo albertano hacia mercados asiáticos.
¿Qué concesiones hizo el gobierno federal a Alberta? Ottawa se comprometió a no implementar un límite de emisiones para el sector petrolero, suspender de inmediato la aplicación del Reglamento sobre Electricidad Limpia en Alberta, y autorizar la expansión del oleoducto Trans Mountain para transportar entre 300,000 y 400,000 barriles adicionales por día.
Carney describió el momento como “un gran día para Canadá”. El proyecto sería designado de “interés nacional”, lo que le permitiría eximirse de ciertas leyes federales.
Sin embargo, el proyecto tienes sus “bemoles”, pues el el primer ministro advirtió que este oleoducto deberá ser construido y financiado completamente por el sector privado. “Si no hay actor privado, no habrá oleoducto”, enfatizó Carney tras la firma.
Un pacto con condiciones ambientales
A pesar de la expansión del sector petrolero y gasífero, tanto Ottawa como Alberta aseguran mantener su compromiso con la carboneutralidad para 2050. El acuerdo incluye el financiamiento de lo que sería el proyecto más grande del mundo de captura, uso y almacenamiento de carbono, conocido como Pathways, con el objetivo de hacer del barril albertano uno de los más bajos en intensidad de carbono a nivel mundial.
Defensa del proyecto
¿Cuál es la participación de los pueblos indígenas en el proyecto? El acuerdo especifica que las Primeras Naciones serían copropietarias del nuevo oleoducto, una medida sin precedentes en proyectos de esta naturaleza en Canadá.
Carney defendió su estrategia argumentando que alcanzar las metas climáticas requiere inversiones masivas. “Llegaremos a nuestras metas de reducción de gases de efecto invernadero solo haciendo inversiones masivas. Por eso necesitamos acuerdos como este”, declaró el primer ministro.
Columbia Británica: el obstáculo pendiente
El primer ministro de Columbia Británica, David Eby, no ocultó su férrea oposición al proyecto. Confirmó que su gobierno no fue consultado antes del acuerdo y calificó el protocolo como un potencial “vampiro de energía” que agotará recursos federales, indígenas y provinciales.
Cuando se le preguntó sobre un posible veto de Columbia Británica o de comunidades indígenas, Smith fue contundente: “Este acuerdo de principio no contiene ningún derecho de veto”. La primera ministra albertana añadió que la energía es competencia federal y que los tribunales han establecido claramente que no corresponde a Columbia Británica tomar la decisión final.
No obstante, Smith reconoció que habrá conversaciones tripartitas próximamente y prometió colaborar con las Primeras Naciones y su provincia vecina. “Comprendemos que hay un proceso que atravesar y que la colaboración con las Primeras Naciones es esencial”, admitió.
La renuncia que sacudió Ottawa
Steven Guilbeault, exministro federal de Medio Ambiente bajo Justin Trudeau y recientemente ministro de Identidad y Cultura Canadienses bajo Carney, renunció al gabinete expresando su “profundo desacuerdo” con el pacto.
El antiguo militante ecologista, quien en otra época escaló la Torre CN para denunciar las políticas ambientales canadienses, publicó una carta en sus redes sociales donde criticó duramente la ausencia de consultas con las Primeras Naciones y el gobierno britanocolombino.
“Un oleoducto hacia la costa oeste tendría impactos ambientales mayores, contribuiría a un aumento importante de la contaminación climática y alejaría aún más a Canadá de sus objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero”, escribió Guilbeault.
Según fuentes cercanas, el ministro creía poder aceptar el protocolo tras proponer cambios que fueron aceptados el miércoles por la noche. Sin embargo, tras reflexionar el jueves por la mañana y conversar con su jefe, tomó la decisión de dimitir.
Guilbeault denunció que varios elementos del plan de lucha contra el cambio climático en el que trabajó como ministro de Medio Ambiente han sido, o están a punto de ser, desmantelados: la tarificación del carbono, el límite de emisiones del sector petrolero y el reglamento sobre electricidad limpia.
Carney respondió agradeciendo a Guilbeault por sus consejos y su “compromiso fundamental con la ambición climática”, aunque reconoció tener “opiniones divergentes sobre la manera exacta de realizar los progresos esenciales”. El primer ministro defendió que “una estrategia basada únicamente en regulaciones y prohibiciones no permitirá alcanzar nuestros objetivos climáticos”.
Reacciones divididas
En la Asamblea Legislativa de Alberta, la noticia de la renuncia de Guilbeault fue recibida con aplausos por los diputados del gobierno conservador de Danielle Smith. “Esta jornada está llena de noticias increíblemente buenas”, celebró el ministro de Justicia, Mickey Amery. “Nos deshacemos del límite de emisiones, tenemos un nuevo oleoducto en camino y acabamos de enterarnos de que Steven Guilbeault renuncia al gabinete”.
El jefe del Bloque Quebequense, Yves-François Blanchet, expresó su apoyo al ministro dimitido: “Nunca reprocharemos a Steven no haber intentado hasta el final cambiar a Canadá, que él consideraba demasiado petrolero”.
El desafío climático pendiente
Guilbeault permanecerá como diputado liberal de Laurier-Sainte-Marie. Recientemente había advertido que Canadá corre el riesgo de no alcanzar sus metas de reducción de gases de efecto invernadero para 2030 y 2035, establecidas en el Acuerdo de París de 2016.
Según ese tratado, Canadá debe reducir sus emisiones nacionales al menos 40% para 2030 y 45% para 2035, en comparación con los niveles de 2005. Hasta ahora, el país solo habría reducido sus emisiones 8.5%.
Carney, quien desde la primavera pasada ha repetido su ambición de convertir a Canadá en una “superpotencia energética” que incluye petróleo y gas en la ecuación, enfrenta ahora el desafío de mantener la cohesión de su gobierno mientras impulsa una estrategia energética que divide al país.
Preguntas frecuentes
¿Cuándo comenzará la construcción del oleoducto?
No hay fecha establecida. El proyecto requiere financiamiento privado, aprobaciones regulatorias, negociaciones con Primeras Naciones y resolución de conflictos con Columbia Británica. Carney describió el acuerdo como “una primera etapa con mucho trabajo por hacer”.
¿Qué pasa con las metas climáticas de Canadá?
Aunque el acuerdo expande la producción petrolera, ambos gobiernos mantienen el compromiso de alcanzar la carboneutralidad para 2050 mediante el proyecto de captura de carbono más grande del mundo. Sin embargo, Canadá solo ha reducido sus emisiones 8.5% cuando debería alcanzar 40% para 2030.
¿Puede Columbia Británica bloquear el proyecto?
Según Danielle Smith, no. El acuerdo no incluye derecho de veto y la energía es competencia federal. Los tribunales han establecido que no corresponde a Columbia Británica tomar esta decisión, aunque se requieren consultas con la provincia y las Primeras Naciones.
¿Quién financiará el oleoducto?
El sector privado deberá construir y financiar completamente el proyecto, a diferencia del Trans Mountain que fue adquirido por el gobierno federal. “Si no hay actor privado, no habrá oleoducto”, confirmó Carney.
