Reseña del cine olvidado. En un mundo donde los recursos escasean, los vecinos se convierten en depredadores en un juego macabro de supervivencia. Una película que, a pesar de su humor negro, encuentra momentos de belleza y humanidad
Eduardo Tenahua
Canadá Crónica Latina
MONTREAL.— Delicatessen es una película francesa de 1991, codirigida por Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro. Es una obra de ciencia ficción con humor oscuro, ambientada en un mundo post-apocalíptico. La película se desarrolla principalmente en un edificio en ruinas donde sus habitantes se esfuerzan por sobrevivir en un entorno marcado por la escasez de alimentos. La lucha por la supervivencia se entrelaza con momentos de delicada belleza y humor absurdo.
La obsesión por la carne
En el mundo de Delicatessen, la carne es un bien preciado y escaso, lo que lleva a situaciones extremas y a una obsesión casi religiosa por su obtención, reflejada en la frase “la carne es sagrada”. Esta obsesión se convierte en el eje central de la trama.
El carnicero Clapet, propietario del edificio y figura central de esta distopía, dicta las reglas de este sistema. A través de este control, mantiene a los inquilinos bajo su dominio, alimentando el miedo y la desesperación de quienes dependen de él para sobrevivir.
La relación entre el carnicero y el nuevo inquilino
Louison, el nuevo inquilino y protagonista, llega al edificio para trabajar como conserje. Su presencia despierta sospechas y tensiones, especialmente con Clapet, quien ve en él una posible amenaza a su control. La relación entre ambos personajes es tensa y se desarrolla en un ambiente de desconfianza, donde, como dicen en la película, “todos tenemos nuestros secretos” se convierte en una máxima que define sus interacciones.
Mientras Louison intenta adaptarse a la vida en el edificio, se da cuenta de que “la vida es una lucha constante”, especialmente cuando se convierte en el próximo objetivo del carnicero. Sin embargo, su carácter ingenuo y su habilidad para encontrar belleza en lo absurdo lo diferencian de los otros personajes y lo acercan a Julie, la hija del carnicero. Su relación, marcada por la ternura y la complicidad silenciosa, contrasta con la brutalidad que los rodea.
La vida en el edificio
La vida en el edificio es un microcosmos de la sociedad post-apocalíptica. Los inquilinos, personajes excéntricos, intentan sobrevivir en un entorno asfixiante y decadente. Cada uno con sus propios secretos oscuros y obsesiones. Desde la pareja de ancianos que fabrica juguetes ruidosos hasta el hombre que cría ranas en su baño, todos intentan encontrar maneras de lidiar con la realidad opresiva.
La pregunta “¿Qué hay para cenar?”resuena como un recordatorio constante de la precariedad en la que viven. El sótano, descrito como “un lugar peligroso”, es un espacio simbólico donde se ocultan los secretos más oscuros del edificio.

El surrealismo y la poesía
La película es un ejemplo brillante de surrealismo cinematográfico, con una estética visual única que mezcla lo grotesco con lo poético. Los directores utilizan una paleta de colores sepia y verdes para crear una atmósfera de ensueño y pesadilla a la vez. La narrativa está llena de momentos poéticos que contrastan con el humor negro y la brutalidad de la trama, encapsulando la idea de que “la vida es una lucha constante”.
Escenas como la del hombre afinando su serrucho al compás de los sonidos del edificio, o el clímax en el que Louison y Julie enfrentan al carnicero, son ejemplos de cómo la película eleva la brutalidad cotidiana a un nivel casi poético.
Delicatessen es una obra maestra que combina elementos de sátira, surrealismo y crítica social, convirtiéndose en un referente del cine francés de los años 90. Su capacidad para equilibrar lo macabro con lo cómico la hace una película inolvidable y digna de análisis profundo.
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https://cinemagavia.es/delicatessen-pelicula-critica
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Escenas como la del hombre afinando su serrucho al compás de los sonidos del edificio, o el clímax en el que Louison y Julie enfrentan al carnicero, son ejemplos de cómo la película eleva la brutalidad cotidiana a un nivel casi poético.
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