marzo 12, 2025

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Peter Greenaway: La belleza y lo perturbador en una película


Reseña del cine olvidado. “El cocinero, el ladrón, su esposa y su amante” es una obra que desafía y redefine los límites del cine. En ella, el director británico conjuga lo estético y la brutalidad en una sinfonía visual


Eduardo Tenahua
Canadá Crónica Latina

MONTREAL.— En el universo cinematográfico, pocas películas logran conjugar la belleza y la brutalidad con la maestría que el director británico Peter Greenaway despliega en El cocinero, el ladrón, su esposa y su amante. Esta obra de 1989 es una sinfonía visual y emocional que se despliega en un escenario de opulencia y decadencia, donde cada fotograma es una pintura, y cada escena, una danza macabra.

Desde el primer momento, el espectador es arrastrado a un banquete de excesos, donde el restaurante de Albert Spica se convierte en un microcosmos de poder y deseo. Spica, interpretado con feroz intensidad por Michael Gambon, es un tirano grotesco cuya presencia domina cada rincón del espacio. “Comer es una necesidad, pero cocinar es un arte”, proclama Spica, encapsulando la dualidad de su carácter: un hombre que entiende el arte culinario pero lo pervierte con su brutalidad.

“Cada plato es una obra maestra que cuenta su historia”

La cinematografía de Greenaway es un festín para los sentidos. Los colores vibrantes y la iluminación barroca transforman el restaurante en un teatro donde cada plato es una obra maestra que cuenta su propia historia. Como bien dice Richard, “La cocina es un teatro, y cada plato es una obra maestra que cuenta su propia historia”. Esta afirmación se materializa en cada escena, donde los personajes se mueven como actores en una tragedia griega, atrapados en un ciclo de deseo y destrucción.

Actuaciones sublimes de Helen Mirren y Alan Howard

La relación clandestina entre Georgina, la esposa de Spica, y Michael, su amante, es el corazón palpitante de la película. Helen Mirren y Alan Howard entregan actuaciones sublimes, llenas de una pasión contenida que se desborda en momentos de ternura y desesperación. “El amor no debe ser servido en bandeja, debe ser cocinado a fuego lento y disfrutado en cada bocado”, susurra Georgina, y en sus palabras se siente la urgencia de un amor que lucha por sobrevivir en un entorno hostil.

La violencia en la película es tanto física como psicológica, y Greenaway no escatima en mostrarla en toda su crudeza. Sin embargo, como bien señala Michael, “La verdadera violencia no está en el acto, sino en el deseo que lo precede”. Esta reflexión se manifiesta en la tensión constante que impregna cada interacción, cada mirada cargada de significado, cada gesto que prefigura una explosión de violencia.

La justicia poética del desenlace

El clímax de la película es una venganza servida con una teatralidad que solo Greenaway podría concebir. “La venganza es un plato que se sirve mejor frío, pero yo prefiero servirla caliente, como la ira que la alimenta”, declara Spica, y en esta declaración se encapsula el horror y la justicia poética del desenlace. La culminación de la trama es tan impactante como inevitable, un recordatorio de que en el mundo de Greenaway, la belleza y la barbarie están indisolublemente unidas.

El cocinero, el ladrón, su esposa y su amante es una película que desafía y seduce, que repugna y fascina en igual medida. Es una obra maestra que invita al espectador a un banquete de imágenes y emociones, dejándolo saciado pero con hambre de más. En su exploración de los extremos del deseo humano, Greenaway nos ofrece un espejo oscuro en el que contemplar nuestras propias pasiones y perversiones.


También puedes consultar:

https://www.ruidoblanco.fm/editorial/2022/4/4/el-cocinero-el-ladron-su-mujer-y-su-amant

https://taiarts.com/blog/el-cocinero-el-ladron-su-mujer-y-su-amante-sexo-y-muerte

https://cachecine.blogspot.com/2015/06/critica-el-cocinero-el-ladron-su-mujer.html

La cinematografía de Greenaway es un festín para los sentidos. Los colores vibrantes y la iluminación barroca transforman el restaurante en un teatro donde cada plato es una obra maestra que cuenta su propia historia. Como bien dice Richard, “La cocina es un teatro, y cada plato es una obra maestra que cuenta su propia historia”.


El cocinero, el ladrón, su esposa y su amante es una película que desafía y seduce, que repugna y fascina en igual medida. Es una obra maestra que invita al espectador a un banquete de imágenes y emociones, dejándolo saciado pero con hambre de más.