El ex presidente uruguayo será recordado por su frase: “No soy pobre, soy sobrio”. Varios mandatarios latinoamericanos han decretado duelo nacional y expresado sus condolencias a través de las redes sociales
Redacción Canadá Crónica Latina
MONTREAL, 13 de mayo de 2025.— José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay y una de las figuras más queridas y singulares de la política latinoamericana, falleció este martes a los 89 años. El exmandatario murió en su hogar en las afueras de Montevideo, acompañado por su esposa, la también exsenadora Lucía Topolansky, y por allegados cercanos.
La noticia fue confirmada por el gobierno uruguayo y ha generado una oleada de reacciones tanto en Uruguay como en el resto del continente. Diversos líderes y ciudadanos recordaron a Mujica como un político honesto, austero y profundamente comprometido con las causas sociales y la democracia.
El presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, así como varios mandatarios latinoamericanos, como los dirigentes de Bolivia, México, Colombia, entre otros, han decretado duelo nacional y expresado sus condolencias a través de las redes sociales. En Montevideo, cientos de personas comenzaron a concentrarse frente a la sede del Frente Amplio, su partido político, para rendir homenaje.
Una vida dedicada a la lucha y la justicia
José Mujica nació el 20 de mayo de 1935 en Montevideo. En su juventud fue militante del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una guerrilla urbana de izquierda. Por su participación en actividades armadas fue detenido en múltiples ocasiones y pasó casi 15 años en prisión, gran parte de ellos en condiciones extremas, durante la dictadura uruguaya.
Tras la restauración democrática en 1985, Mujica se integró a la vida política formal como miembro del Frente Amplio. Fue diputado, senador y ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, antes de ser elegido presidente de Uruguay en 2009, cargo que ejerció entre 2010 y 2015.
Su estilo de vida modesto —vivía en una pequeña chacra y conducía un Volkswagen Fusca— y su lenguaje llano lo convirtieron en una figura global de autenticidad política. Durante su presidencia impulsó políticas progresistas como la legalización del matrimonio igualitario, la marihuana y el aborto.
Aunque siempre esquivó los reflectores, Mujica fue invitado a foros internacionales y citado por líderes de todo el mundo como ejemplo de coherencia ética.
Un legado que trasciende fronteras
Mujica será recordado por su frase: “No soy pobre, soy sobrio”, que sintetizaba su filosofía de vida. Defensor del humanismo, la paz y la justicia social, dejó un legado que va más allá de la política, inspirando a nuevas generaciones a ejercer el poder con humildad y vocación de servicio.
Sus restos serán velados en el Palacio Legislativo y luego cremados, como era su voluntad.
Uruguay despide hoy a uno de sus hijos más ilustres y el mundo a un referente moral en tiempos de descrédito político.
Con información de Reuters y AP.
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